martes, 6 de mayo de 2008

Quien mal entiende...2ª parte


A veces, no se trata de que mal interpretes la demanda.
A veces lo que ocurre, es que la demanda está mal elaborada o simplemente, te induce un camino concreto.
Justo al día siguiente de la anécdota anterior, ocurrió esto:
Estábamos en el turno de tarde, con todo urgencias atestado de personas que esperaban con más o menos tranquilidad a que les tocase su turno y así paliar en la medida de lo posible sus dolencias o al menos, sentirse atendidos y digo esto, por que a lo largo de los años he visto que; a veces, solo con sentirse escuchados muchas de las demandas de urgencias remitían.
No digo, que no sean demandas reales, si no, que solo el hecho de "escuchar" hace que la ansiedad desaparezca en pacientes y familia. Otras por el contrario, por mucho que lo intentes, no consigues calmar a nadie y tu acabas de los nervios.
Huy, que me pongo a filosofar y tengo un peligro...
A media tarde aparece una señora rubia con una manta en brazos y gritando como una loca a pleno pulmón:
-¡Mi hijo se ha envenenado!
Yo, me acerqué rápido.
-¿Señora que ha pasado? Y hago ademán de ogerle el niño para entrarlo a urgencias ante el evidente riesgo. Pero al intentar cogerlo, ella a la defensiva, estrechó a su hijo contra el pecho y negando con la cabeza me dice que no y vuelve a gritar más fuerte:
- ¡MI hijo está envenenado!
Y viendo que no me dejaba cogerlo, decidí entrar y demandar auxilio a las compañeras.
Ya dentro:
-Eh, afuera hay una señora que trae un niño en brazos y grita que se ha envenenado y no me deja cogérselo. Vamos, ¡Corred!
A lo que la auxiliar de urgencias, una genial profesional y madre a la que desde aquí saludo ( si, tú murciana, que eres un sol y siempre te veo tan guapota. Besos E.), me dice:
- A ver, que te conozco y con el susto de ayer ya tuvimos bastante.
Y salimos los dos a ver si realmente la demanda era tal o si era otra de mis exageraciones, y visto el éxito del día anterior me tuve que callar.
Ya afuera, la madre continuaba enarbolando aquel bulto de manta con pies. Nos acercamos y mi compañera le dice:
-Señora ¿Qué le pasa a su hijo?
- ¡Mi hijo se ha envenenado!
Y mi compi con su infinita paciencia se acerca y le destapa la cara al niño que tendría unos 3 años y ve como el niño tiene una masa color crema sobre los labios y le pregunta a la madre:
-¿Qué es esto?
A lo cual responde:
-Estaba empapelando las paredes y mi hijo ha metido la mano en la cola de empapelar y se la ha pasado por la boca.
-¿Pero se lo ha tragado? preguntó.
-No, que yo sepa pero ¿Y si ha tragado un poquitín?
-Mire señora, respondió ella categórica; nadie se muere por un poco de cola en los morros.
A lo que la madre con evidentes muestras de enfado respondió:
-¡Váyase usted a la mierda! Como se nota que no es hijo suyo...
Y se largó, dejándonos a los dos en la puerta de urgencias. Y mi compi girándose hacia mi me dice:
-¡Menos mal que no me fié de ti!
Y yo pensando: "Menos mal, que no me dejo por mentiroso la señora uff"
Para que veáis, esta vez no me equivoqué y aun así, también metí la pata por lo visto.
Saludos
MacDubh

3 comentarios:

starfighter dijo...

Como decimos, es que hay gente pa'tó, incluso un poco exagerada. Uno puede estar preocupado pero sin histrionismos, hombre.
un abrazo

aire dijo...

Y digo yo, que ya podía la mamá haberle limpiado la cara a la criatura para evitar que tomara más, ¿no?

Mac Dubh dijo...

Pues se resolvió con un poco de agua y jabón, tan simple como eso