lunes, 19 de mayo de 2008

A Usted como a mi, cada día nos cambian de lugar...


Servicio de especialidades quirúrgicas, unas navidades cualquiera.
A veces como ya habréis visto nuestro pacientes no están precisamente centrados- no lo esta el personal imaginad ellos pobrecitos míos, ains- pero en este caso concreto, es que además teníamos como muchas veces antes y otras después a pacientes con algún tipo de problemática psiquiátrica. Por lo que pude ver, su realidad era alternativa.
Aunque ya la conocía de ingresos anteriores, no reparé en ella esa tarde hasta que la ví hablando con la puerta del cuarto de wc general, señalándola con un dedo engarfiado finalizado en una uña larga y como supe después muy afilada.
El wc, estaba situado en el pasillo. Y mi perspectiva me ofrecía a la anciana, de lado haciendo angulo de 90º con respecto a mi.
Al hablar su lengua se atrapaba o se pegaba al paladar y las palabras sonaban con un deje gangoso.
Yo seguí en mis cosas.
Estaba en la 1 habitación de la unidad. Teníamos un alta y en la cama de al lado estaba un chico de unos 18 años, rubio,ojos claros y por lo que creo recordar operado de septoplastia (tabique nasal)
Enfrente suyo en la butaca estaba su madre, una mujer de aspecto muy dulce, ya tranquila de tener a su vástago finalmente en cama. Y yo que soy un guason, comenté en voz alta en dirección a ellos:
-Afuera en el pasillo hay una mujer que le habla a la puerta del wc. ¡Pero que fea es!Imagínate si viniera aquí y me metiera en la cama contigo.
-Si se mete en la cama, responde el, le meto una hostia que vuela fuera; respondió malhumorado.
-Tranquilo hijo que estoy yo, no dejaría que se metiera dentro, respondió la madre.
Yo no se, si es que me oyó la paciente.
Cuando levanté la vista estaba entrando en la habitación. Llevaba su camisón azul marino, sus pantuflas a juego, el pelo despeinado y su arrastrar cansino.
Pasó delante de mi , delante de la madre y dando la vuelta a la cama, se metió dentro con el muchacho.
No se por que no reaccioné, ni yo, ni la madre. Supongo que nos pareció irreal.
Ella se acomodó, bien tapadita.
-¡Sácala de aqui por favor! susurró el muchacho medio aterrado,desde el borde de la cama opuesto.
Me acerqué a ella y le dije:
-Anda F******** vámonos de aquí. Intentando sacarla de la cama.
Ella cabreada decía que esa era su cama y que no se iba, aferrándose a las sábanas.
Asi que yo, más contundente intenté sacarla quitándole las mismas a lo que ella respondió arañándome el cuello con las 5 uñas. Me dejó unos surcos que abarcaban desde el centro del pecho y en diagonal ascendente hasta debajo de la oreja.
Fui al control de enfermería y pedí ayuda a mi compañero P**** y este, consiguió con una frase lo que yo no había conseguido con la fuerza. Le dijo:
-Vamos F********, ¿Te apetece bailar?
Y aceptando ella, se la llevó dando vueltas.
Si es que a veces, más vale maña que fuerza... o quizás paso de baile.
Saludos,
MacDubh

1 comentario:

aire dijo...

Qué buen truco.