jueves, 15 de mayo de 2008

Dos auxiliares y una monja en el armario


No todas mis anécdotas son hilarantes, algunas son tiernas aunque en primera instancia no lo parezcan. Si además le sumas que yo en aquel entonces con mis 17 años, era lo más tonto del mundo, dan como resultado lo siguiente:
Año de nuestro señor de 1987, una tarde cualquiera y yo en el sofocante calor de la tarde veraniega me dispongo entregar la última bandeja de la cena.
De regreso ya al control de enfermería, paso por delante de un armario empotrado, que se usaba por lo general para guardar los pies de gotero (de donde se cuelgan los sueros), cuando veo a dos compañeras auxiliares que llevando sendas bandejas de la cena, abren la puerta y se meten dentro del armario.
Yo, me quedé extrañado. Era un armario, ¿que coño hacían ahí dentro?
Pero bueno, me dije yo pensando, no es asunto mio, seguro que irán a cenar y no quieren ser molestadas.
Así que yo, ya más tranquilo con mi razonamiento. Me disponía a regresar al control, cuando de repente, veo aparecer a la Madre Superiora con una bandeja de la cena y veo, como al igual que las auxiliares se dispone a cruzar el umbral del armario, entra y cierra la puerta.
Ahí ya, mi curiosidad adolescente y mis razonamientos "pseudocientíficos" ,me pudieron.
¿Como coño iban a cenar 3 personas en ese espacio tan reducido, cuando ademas estaba atestado de palos de suero?
Espere unos minutos y volví tras mis pasos. Abro la puerta del armario, el cual estaba totalmente a oscuras y para colmo, no solo no había voces, si no que además no había nadie.
¿Donde estaban las 3?
Tanteando con las manos y apartando algún que otro palo que se me cruzó por culpa de enredarme en sus patas, me dirigía hacia la pared posterior. Y en la oscuridad, creí ver una zona aun más oscura.
Al apoyar las manos en esa"oscuridad", me di cuenta de que era en realidad un agujero en la pared. Del tamaño de una puerta, y al atravesarlo accedí a un rellano de unos 3m x 2m de ancho y a unas escaleras de suelo de terrazo, que descendían.
Eso lo pude ver después de tropezar accidentalmente con el interruptor, que encendía una triste bombilla de color cremoso, que apenas alumbraba. El pasamanos era viejo y oxidado y descendía solamente.
Mi curiosidad me pudo, así que bajé. Ya un piso más abajo ni siquiera llegaba la luz de la bombilla. Bajé un piso más y me topé con una puerta de madera. La abrí y el sonido que hizo me recordó a aquellas películas de terror en blanco y negro, con aquel chirrido típico que avisaba que estabas entrando en la morada del vampiro o en el castillo de frankestein.
Accedías al exterior del hospital a un patio interno y a mano derecha oí voces. Me giré y allí estaban las tres, con las bandejas. Habían bajado los restos de las cenas para dar de comer a unos gatos callejeros.
Las saludé y después de una corta conversación banal regresé por donde había venido, tanteando paredes al principio y ya más seguro al final. Atravesé el armario y volvía sumergirme en el ruido habitual y en la rutina hospitalaria.
Actualmente esas escaleras están conectadas al hospital por puerta contraincendios y están perfectamente habilitadas.
Saludos
Macdubh

2 comentarios:

aire dijo...

Molan los edificios antiguos, con puertas secretas y misteriosas.

Mac Dubh dijo...

Hay muchas mas cosas en ese edificio de las que no hablare por aquí, pero si... es como un pequeño castillo