Con la llegada de los celtas se estableció en el actual emplazamiento de Morella la tribu de los beribraces o brigaces. De la estancia de los griegos por la comarca da fe, como inestimable testimonio, el denominado Tesoro de Morella, cuyas valiosas monedas, entre las que destacaban las procedentes de Creta, Taras y Magna Grecia, se han perdido.
Los cartagineses no lograron someter a los ilercavones, descendientes de los beribraces. Aníbal pactó con ellos y los convirtió en aliados suyos. Mandonio, régulo de Mandonia (Morella), participó en las guerras púnicas y los ilercavones lucharon unas veces al lado de los cartagineses y otras a favor de los romanos, siempre en defensa del ideal de independiencia.
Tras la muerte del general Quinto Sertorio, que se había rebelado contra el poder de Roma, toda la comarca pasó a depender de los romanos. Morella fue profundamente romanizada y sus habitantes siguieron las costumbres y aceptaron las leyes romanas. La ciudad adquirió el título de municipio romano y se integró en la provincia Tarraconense. El paso de los visigodos por Morella dejó escasas huellas históricas. No obstante, se considera que las iglesias de San Nicolás de Morella y de San Pedro de Castellfort son de origen visigótico por lo que respecta a su fundación. Los vándalos tomaron Morella a sangre y fuego y la ocuparon durantes unos tres años, abandonándola el año 411. Los visigodos mandados por Ataúlfo conquistaron la Tarraconense el año 414, pero Morella, mediante un pacto, quedó dependiendo de Roma hasta que Eurico se adueñó totalmente de la provincia en el año 476.
Fue ocupada por los bereberes el año 714. Posteriormente, la ciudad pasaría a depender del rey árabe de Tortosa. Por esta época aparece vinculado a Morella el nombre del Cid que, parece ser, fue quien precisamente reconstruyó su castillo. En las inmediaciones de Morella se desarrolló una famosa batalla durante la dominación musulmana, de la que fue principal protagonista Rodrigo Díaz de Vivar, contra el que unieron sus fuerzas el rey moro de Tortosa y el rey cristiano Sancho Ramírez de Aragón. El Cid les presentó batalla al pie de Morella el 14 de agosto de 1084, en el llamado Pla del Rei, derrotando a sus oponentes, haciendo prisioneros a 2.000 mesnaderos y a numerosos nobles cristianos y jeques árabes.
El año 1117 el rey don Alfonso I el Batallador reconquistó Morella por primera vez para los cristianos. Vuelta la ciudad a poder de los musulmanes, el conde Ramón Berenguer intentó apoderarse de ella el año 1157, tras la conquista de Alcañiz, pero no lo consiguió. Había de ser Jaime I el Conquistador quien, el año 1232, expulsase definitivamente a los árabes. Las fuerzas cristianas que reconquistaron Morella estuvieron dirigidas por don Blasco de Alagón -conocido por el sobrenombre de El Mayor-, que fue señor feudal de la ciudad, la cual, a su muerte, pasó a depender directamente del poder real. Don Blasco publicó el 16 de abril de 1233 la primera carta-puebla de Morella, que concedía a sus habitantes los fueros de Sepúlveda y Extremadura. Posteriormente, el rey don Jaime suprimió el feudo y anuló la carta-puebla, dictando otra el 16 de febrero de 1249. Jaime I se comportó generosamente con los morellanos y les otorgó el honroso privilegio de la fidelidad.
Mañana otro poquito más de este bello pueblo.
Saludos
MacDubh
3 comentarios:
Que maravilla de lugar...
Morella es una pasada, estuve una vez y me encantó! Eso sí, ese día hizo un viento horrible y no pude disfrutar la visita como me hubiese gustado...
Yo estuve con mi madre..el día fue inmejorable
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