Tres calles y un canal separaban nuestros hoteles. Perro como podéis ver, para cuando llegué al otro ya iba mojado. Quien me iba a decir que acabaría tan malito por culpa de este cúmulo de cosas.
Amsterdam se negaba a mostrar lo mejor de si aquella tarde. Habíamos dejado una Mallorca muy cálida y nos encontrábamos con una especie de otoño.
No tardamos mucho en reunirnos todos y lo primero que hicimos fue comprarnos unos paraguas. Y aquí se dio la primera paradoja climatológica.
Fue comprarlos y dejo de llover poco después.
Esto se repitió de manera similar en los siguientes días, ya que al otro, tuve que comprarme un chubasquero debido a que, como el día había amanecido normal;dejé el paraguas en el hotel y al rato cayó otro chubasco. Me pongo el chubasquero y deja de llover.
El siguiente día no cojo chubasquero y tuve que regresar al hotel a por el.
Mi amiga Ana me comentó entre risas:
-¡Cuanto antes vayas por el, antes dejará de llover!
Y así fue...
Con respecto al lugar por el que paseamos,mañana os haré un post específico y os cuento con más detalle; mis inicios en esta bella ciudad.
Un saludo
Carlos
¿No decias que eras capaz de invocar la lluvia con un conjuro? ¿Olvidaste el que hacia salir el sol? jejeje
ResponderEliminarNo lo olvidé, era ponerme el chubasquero y dar tres vueltas hacia un lado y tres hacia el otro con una mano en la boca y haciendo uuuuuhhh
ResponderEliminarDeberías cambiar las letras, se hace un poco dificil leer
ResponderEliminar¿Cambiar el tipo de letra o el color?
ResponderEliminar